lunes, 28 de junio de 2010

Pánico y asco en San Telmo


seré lo más breve posible...

18.00 hs Ortega me recoge.

18.05 hs me escandalizo... hacía tiempo que no me metía alguna burrada química

de las 18.06 a las 19.45 Discutimos acerca de hacerlo o no, parecemos una pareja discutiendo por el color de la estantería de la cocina… Sí, hablamos de LSD

19.55 Tincho nos da la llave de su casa y emprendemos la retirada.

20.30: compras hechas, porro liado y Ortega había puesto una bola de espejos en el techo.

20.31: Tool sonando en el equipo de música y el ácido bajo nuestras lenguas... nada extraño…


21.30... decidimos salir a la calle... no sentíamos nada.

21.35: estábamos andando por Baires, hablando de la nada, de todo y el corazón comenzaba a latir...Pero no sentíamos nada más que un fraude por una droga que no nos hacía nada. Entonces veo, por una calle peatonal, Florida, rumbo a comer un pancho (perrito caliente) una mujer morena vestida de blanco y con una paloma blanca delante.

21.40: Pedimos un pancho en el Gringo... el bar era angosto, detrás de la barra espejos, detrás de los clientes más espejos... Entonces vuelvo a ver a esta mujer que entra en los baños... Y Ortega, que no la vio ni por asomo me dice:

-Turko, me está sangrando la cara...

-No, Juan... nada que ver, es un poco de Kétchup... nada más... ¿Viste a la mina vestida de blanco entrar en el baño?

-No, ¿qué mina?

-¿No la viste por el espejo?

-No, boludo, ¿qué espejo? ¿no me sangra la cara?



21.43... estábamos colocados...

Increíblemente el flash oscuro lo tuvo Ortega, y yo el de amor inesperado y eterno... solía darse al revés... Metempsicosis de barrio, ¿viste?

Volvimos caminando, riendo mucho, apreciando el resplandor de la basura en las calles... Impresionados por lo gris de Baires, por su enorme y bastarda inmensidad...

Ahora comienza la historia. San Telmo es el barrio por excelencia de los turistas: tango, asado en un bar de Serrat, artistas callejeros (igual de imbéciles que en todos lados, se pintan la cara y se quedan quietos, o se arrastran por el suelo dando a entender que esa es la moral de los políticos... y los hijos de puta dicen que eso es arte)

En fin, que la otra parte de San Telmo, donde pasa la vida en serio suele ser muy dura. Casas antiguas convertidas en pensiones de mala muerte, cada cuarto albergando familias... Gente pobre, sin trabajo, bolivianos, mexicanos, uruguayos, paraguayos y, por supuesto, argentinos, viviendo ahí, todos rejuntados... El barrio suele ser igual a todos, gente común y corriente, vestida común y corriente... Pero Ortega y yo llegábamos una ó dos veces a la semana, y si bien nadie nos conocía, todos sabían quiénes éramos. Ortega vestido, en pleno verano, con una boina de lana verde, camisa modernamente 60´s y pantalones de tiro muy bajo... En ese momento era muy excéntrico... Y el Turko: barba por el pecho (en plan musulmán despechado) pelo largo, camisa blanca y pantalones negros, zapatos a juego... Era un puto vendedor de religiones por gramo... El resto del mundo normal para el verano: ojotas (chanclas) camisetas de equipos de segunda división (Aguante el Doke, carajo) y ojos de vino de cartón. Total, que cuando vamos llegando a la casa de Tincho vemos dos patrulleros (coches de policía) Oímos llantos desesperados y muchos habitantes a los gritos a punto de armar una pueblada.

Ortega dice que vayamos a ver qué pasó, y yo le digo que se deje de joder, que ando sin documento y, por si no lo recordaba, estábamos de ácido. Discutimos un rato, como si habláramos de comprar un paquete de fasos (cigarrillos) y, en ese interín noto que un yuta (policía en término despectivo) se nos va acercando... Cagamos, pensé.

Juan me dice, dejame hablar a mí... y yo le digo que no, que el que tenía experiencia en hablar con ratis (policía en término despectivo) era, lamentablemente, yo... Tengo varias detenciones, dos noches en calabozos y ninguna condena ni causa pendiente comprobable...

-Buenas noches, muchachos, ¿dónde se dirigen? -dice el hijo de puta (policía en término despectivo)

Le explicamos que es la casa de un amigo, que salimos a comprar tabaco y que no vimos nada... Sí, lo dije antes de que pregunte. A todo esto, recuerden, mientras yo recuerdo con pavor, que teníamos un cartón de LSD que veníamos chupando como caramelo.

-Un individuo de nacionalidad por determinar arrojó un pendejo por la ventana del primer piso, y le partió el culo a la mujer con paliza de padre y señor, si fueran tan amables de testificar... —Insiste el policía

-No vimos nada, Señor Agente -Digo (policía en término muy respetuoso)

-Muchacho, si no nos acompaña a la comisaría (esa frase dicha por un poli argentino, te garanto, te suele meter miedo) el hijo de puta ese sale esta misma noche y hace un destrozo...

-¿Qué hay que hacer, oficial?- Pregunta Ortega

El rati lo mira con cara de "este pipiolo de dónde se cree que salió?" y le dice:

-Fácil muchachos, nos dan su DNI en la comisaría y firman lo que nosotros le redactemos...

-No trajimos Dni, Agente -Dije, seguro de haber ganado la batalla y de volver a respirar tranquilo sin temor a pisar una puta comisaría de nuevo en mi vida... El cana (policía en término despectivo) me miró con cara de "zafaste pendejo, porque si no..." Y replica:

-Muy mal, nene (el cambio de caballero a nene era jodido, se las traía), tenés que salir siempre con documento, si no, te puedo demorar por 24 horas por averiguación de antecedentes... -No iba a hacerlo, porque era una pérdida de tiempo para él, para su jefe y una boludez. Sería de unos 45 años, cabo, por las insignias, llevaba chaleco antibalas una Itaka recortada en la espalda y una 9 mm con 4 cargadores a cada lado de la cintura... era jodido... y sí, de pibe me enseñaron a fijarme en todo de los tiras (policía en término despectivo) para ver hasta dónde podía tirar de ellos. A todo esto de un patrullero salían llantos de un borracho, vecinos a los gritos por todos lados y un silencio que crecía en torno a nosotros como muy mal presagio.

Ahora viene mi frase favorita: Entonces ocurrió:

Ortega dijo:

-¿Nos llevan ustedes a la comisaría en el patrullero?



El cana me miró mientras yo miraba a Ortega... Ortega miraba al cana, yo miré al cana mientras Ortega me miraba a mí y el cana a Ortega.

El poli, desconcertado, dijo "Ssí, claro si quieren, es acá al lado...”

Antes de que yo pudiera decir que íbamos caminando... Ortega dijo, no mejor dicho, gritó:

-Joya, Turko, Vamos!!!

El cana dudó y fue a consultar con su superior... Mientras tanto yo le recordé a Ortega que era un pedazo de hijo de recontramilputas, nieto de un vagón de putas colombianas con sífilis y si no sabía si sus padres no eran hermanos para lo pelotudo que era... Mi peor miedo era que estábamos colaborando con la detención de un "vecino", que nadie se iba a olvidar de nuestras caras y nos abrirían a la mitad en cuanto volviéramos.

El superior del mierda este (policía en término despectivo) nos mira con cara "de estos dos pelotudos qué carajo hacen?" hablan un rato, y viene el policía y nos dice: "muchachos, suban!"

La primera vez en mi vida que subía por voluntad propia a un patrullero. Éramos el Turko y Ortega en otra aventura, éramos Batman y Spiderman en un episodio especial... éramos dos drogones de mierda, descerebrados y con serios, pero que muy serios, problemas de adaptación al círculo social por el que nos movíamos.

Ortega no me hablaba, me ignoraba por completo... No iba a dejar que le jodiera el momento Swat de su vida (Los hombres de Harrison). Me juego la cabeza a que el hijo de puta iba tarareando esa canción. En fin, que cuando subimos, el poli me dice algo de que no pasa nada, que no tenga miedo que es una firma y listo. Yo le digo que lo que me preocupa es que todo el barrio nos vio como a dos buchones de mierda y que nos la van a dar... El yuta dice que no, que nada que ver, que cualquier cosa lo llamáramos y se las pudre de toque... Sí, claro, ¿te llamo mientras se lo cepillan a este o a mí? Y, entonces, de nuevo, como un pendejo retrasado mental, como un tipo que no tuviera un carajo de noción de lo que hacía dice:

-¿Y no van a prender las sirenas? ¿Ustedes andan muy rápido por estas callecitas de acá?

Los dos canas de adelante se dieron vuelta y me miraron a mí. Yo chupé mi ácido y les dije:

-Sí, no pudo ser policía por algo en los pulmones...



El conductor, imbécil si acaso los había, se agrandó y puso, en la misma puerta del lugar al cual debíamos volver, de noche, y solos, las luces, las sirenas de su carro de batalla y arrancó quemando gomas (chirriando neumáticos... eso se entiende en España, no?) rumbo a la comisaría.



Bajó dos calles a unos 80 kilómetros por hora. Dobló a la derecha a 120 una calle. Subió a casi 180 tres calles, rebajó a 60 una... y llegamos.

Sí, andando estábamos a 5 cuadras...

Recuerdo que Ortega estaba conteniendo los gritos de emoción. Recuerdo que íbamos agarrados de donde podíamos. Recuerdo la gente mirando extrañada hacia el patrullero. Y espero que mi madre nunca nunca nunca lea las cosas que escribo.

Llegamos a la comisaría. Seguíamos chupando el ácido. Nos sentamos en una sala de espera enorme y blanca. Se abrió una puerta, nos vio el detenido... nos miró fijo... y se nos quedó mirando... Nos llamó un mierda de servicio, nos dijo que el individuo X y no sé cuánto era detenido en tentativo de robo... No, dije, yo como un imbécil, nos dijeron que un tipo tiró a un pibe por la ventana. El poli me miró, me preguntó qué estaba comiendo y me dijo que esa no era la situación, que me había equivocado. Y me pidió que firmara. De pronto se dio cuenta y cerró la puerta desde donde nos miraba el tipo que estábamos denunciando... porque claro, la denuncia la poníamos nosotros. Como no tenía DNI, di el nombre y la señas de domicilio de Martín Tincho Valle y el número de teléfono de una ex novia.

Ortega firmó algo más... Nos dijo que nos llamarían si no salía antes de esa noche... Y se dio vuelta como si fuéramos mierda.

Por más que les digan que Argentina es la más europea de todas las ciudades americanas, que lo cultos que somos y no sé qué otra boludez, les recuerdo que sigue siendo un país subdesarrollado, que los polis cobran una mierda, y que, por lo general, son algo más inteligentes que un perro entrenado a palos, pero con la maldad de un perro entrenado a palos (Ver: El Bonaerense, La Fuga, Un Oso Rojo)

Ese tipo nos miraba con desprecio, parecíamos pibes que no teníamos que estar ahí, y nos lo hacían sentir… Se pensaba que nunca habíamos tragado mierda como él… Bueno, en ese momento, chupábamos ácido, pero también teníamos nuestra historia de barrios bajos.

Firmamos la declaración y nos fuimos caminando a casa. Yo tenía un cabreo terrible y Ortega no entendía de qué me quejaba… Para variar, yo estaba cabreado y él decía que era muy negativo (sí, ya por esa época era un caballero jedi de la luz)

Llegamos al barrio, nos miraron de reojo los de la pizzería y, por suerte, no había nadie más en el barrio. Tincho nos llamó para que fuéramos a buscarlo y tomar algo antes de entrar y le dijimos que no.

Cuando llegó le explicamos lo que pasó y, GRACIAS A DIOS, estuvo de acuerdo conmigo y le dijo a Ortega las mismas burradas que yo le había dicho. Ortega empezó a reírse con esa risa de “bueno, la cagué, pero no voy a reconocerlo” y seguimos a nuestra bola.

Años después tengo el recuerdo borroso de las luces de la calle pasando veloces, el ruido de la sirena y el aliento a cigarro negro del policía que nos engatusó para salir antes del servicio. En el barrio nos seguían mirando con asco, pero igual que antes, nada nuevo, al menos no se metían con nosotros… Y sí, anduve en un patrullero, una vez, sin haber cometido alguna falta… Un tiempo después, con otro ácido bajo la lengua, y Ortega, claro, hicimos un viaje que deberíamos tardar 2 horas, en coche, pero tardamos 20 minutos… 200 kilómetros por hora en Salguero… desde Acasusso al Hotel Bahuen, y esa noche nos confundieron con polis y… Bueno, eso sí que es otra historia de las largas… ¿Esta no te parece ya demasiado emocionante?

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